viernes, 28 de diciembre de 2012

Diálogos de Nochebuena.






                                            Playa de los Cristales, Laxe



A pesar de las ausencias que en cada familia se producen en Nochebuena, a pesar de los pensamientos nostálgicos, de las penas contenidas, es noche de sosiego, de reuniones y de celebración alegre. De olvidos, de quítame allá esas penas y de perdones adosados.
De carantoñas, de villancicos, de dulces y de alegrías. De Mazapanes y de sonrisas.

Y de vacile a mitad de cena.

.- Papá, este vino que has elegido, es perfecto para la cena..tan....intrincado.

Es el hijo mayor, que desde su distancia intelectual, comienza el juego. El pequeño le mira de reojo y sonríe con los ojos pícaros acompañando perfectamente la sinfonía.

.- Más bien creo que es un vino….inextricable.

.- Imposible, si fuese inextricable no se entendería. Y se entiende perfectamente. Dice: Ribera del Duero, Reserva. Tal vez quisiste decir inexpugnable.

.-No quise decir tal cosa. No es inexpugnable, ya te has engullido media botella!

.- Recuerda que el blanco Albariño te lo apropiaste. Apenas me llegó a la copa.

.- Porque estabas obsesionado domeñando los langostinos con el cuchillo y el tenedor, en lugar de con la mano. Eres un Tancredo. Por eso no bebiste.

.- Estaba esperando la ocasión de catar un vino más….rotundo.

.- Entonces reconoces que te has equivocado en la primera valoración. No puede ser intrincado y rotundo a la vez.

.- Y porqué no. Mira a papa, es intrincado y rotundo. Sobre todo de caderas.

.- No te metas con papá, no tiene culpa de ser un gourmet a todas horas. Recuerda que si quieres saber como serás, mírale.

.- Este vino por sus características organolépticas más bien parece enclítico.
.- Te has confundido, como promesa de sangre de Cristo habrás querido decir encíclico.

Ante tanto jolgorio y “vacilación” el señor tomó la palabra y dijo: ESTE VINO ES EL QUE HABÍA EN LA BODEGA, SI NO OS GUSTA COMPRARÉ OTRO CON LO CUAL NO PODRÉ COMPRAR REGALOS DE REYES.

.- Por dios, Papá, este vino es perfecto, es redondo, armonioso, recuerda a lejanos bosques balsámicos, a incienso, a regaliz, a canela fina. Es un vino goloso, equilibrado en sus taninos, el alcohol apenas perceptible, con aromas propios de las nobles maderas en que ha sido criado. Es perfecto.Por Dios no compres ningún otro.!

Y siguióse la cena, con risas y veras y velas y familia.

Felices Fiestas. En Orense a tantos de tantos de la Navidad de 2012






jueves, 13 de diciembre de 2012

Sr. Usted. ¿Quién paga sus camisas? O historia de una camisa




Olvidaros de todo lo que sé de economía. A la vista de los últimos acontecimientos, muy poco. Y tomad asiento.  

Abriremos un vino de Jumilla, nunca bien ponderado por los críticos. Disponen no obstante en Jumilla de una uva autóctona de mucha enjundia: la monastrell, que están utilizando con acierto, para posicionarse con ventaja en este mercado de pasión y fantasía que es el vino.



visitas guiadas y comidas en viña elena murcia
                                   Jumilla  (Murcia)


Después de este arranque de presunción imperdonable y que ya me habréis perdonado, continúo con lo que realmente me trae aquí; advertiros de que vosotros, clas media, o menos que eso, disculpad si os ofendo, estáis pagando las camisas ( y tantas otras cosas) de la gente guapa.
Sabéis que no me gusta tirar de libros de economía ni de sesudos premios Nobel, sino del sentido común y de la experiencia.
Por eso iré desarrollando mi tesis, comprobada y confirmada, en torno a las camisas que fulanita de Tal y Otros, modistas importantes, venden a quien pueda comprarlas a 80 euros la pieza, y no la gruesa; ni la docena.
Camisas que, en el mejor de los casos, son confeccionadas en España al módico precio, absolutamente innegociable de 1 euro el corte más 1 euro el cosido y colocado de botones. Dos euros. Euros dos. Eso sí, la camisa es de un buen paño, de ese que en el arca se vende. Estimemos pues el valor del paño en diez euros, para ser generosos. Sumamos por tanto  en el camino doce euros. Doce.
La diferencia entre 80 y 12, hasta aquí sé sumar sin calculadora, son 68 euros. Sesenta y ocho euros. Lo que supone un beneficio del 600% aproximadamente.
Y aquí viene el meollo de la cuestión. Dejad el Jumilla y prestad atención y lo comprenderéis todo. Habíamos quedado que el corte y el cosido tenían un coste de 2 euros. Y claro, el taller de costura, no puede sobrevivir. Y ahí entras tú. Y yo. El taller de costura pide al estado una subvencioncilla que el estado, padre generoso, le concede religiosamente y que se apaña para que sea crónica. Y clónica. Y cíclica.
¿Y cual es el efecto real de los hechos que os relato? Pues que entre todos estamos financiando las camisas del Sr. Gallardón, del Sr. Wert, del Sr. Rato, del Sr. Botín, del Sr.Camps, incluso me atrevería a decir que del Sr. Méndez, D. Cándido. Y lo que más me jode, perdonadme la expresión, las de Jorge Javier y las de Matamoros!

Es fácil, pues, a pesar de las dos copas de Jumilla, extraer una sencilla conclusión que no por sabida es menos cierta: han dilapidado nuestros dineros sin control alguno. ( Vaya novedad!)  y se lo han entregado, vía pequeños talleres de confección, a modistos de alta costura en donde compra aquella gente guapa, mientras tu y yo, igualmente agraciados pero responsables, nunca nos interesará comprar. Y alguien tendrá que poner coto a este desmadre, aunque sea un poco tarde. He dicho.


Y vale ya de darle a la botella. Y si tenéis dinero, haced el favor de moverlo, que me llegue.

Orense a tantos de tantos.  



lunes, 3 de diciembre de 2012

Historia de una botella.





Un amigo, hace unos años, tuvo la generosa ocurrencia de obsequiarme con uno de esos regalos envenenados que en un primer momento agradeces boquiabierto, pero que pasado el enamoramiento inicial, adviertes en toda su magnitud el auténtico alcance del malévolo obsequio: Una botella de Vega Sicilia, Valbuena, cosecha de 1996.
Venía en un estuche sin referencias, le dí amablemente las gracias y lo deposité con cuidado en el asiento trasero amparándolo a modo de cuña con la cartera para que no sufriera movimientos bruscos.
Una vez en casa comprobé de qué se trataba y pegué un brinco mental de alegría irrefrenable. Aunque pudiera permitírmelo, nunca se me ocurriría invertir esa cantidad de dinero en vino. Y es uno de esos caldos que un humilde aficionado ambiciona probar al menos una vez en su vida. La segunda reacción, ya en frío, es buscar el momento oportuno para degustarla. El vino ha de beberse en compañía. Y ahí empiezan los problemas. Si la compañía es numerosa, una botella no será suficiente para satisfacer el cálido regalo que la amistad supone. Por lo que has de invertir, al menos, en una segunda botella. Pero mientras tanto, conviene  acondicionar un lugar para preservarla del calor y de la luz, que desvirtuarían sus innegables méritos. Y héme aquí con un problema que antes del regalo no tenía. Una bodega-nevera vino para resolver parte de mis cuitas. No me resultó costoso llenarla, pero, a pesar de mi afición, no entraba en mis planes inmediatos. Así pues, el regalo se estaba convirtiendo en una fuente de gastos y preocupaciones. Afortunadamente, o no, ese año no se presentó ocasión para degustarla y de nuevo en las Navidades de 2011, me sorprendió mi amigo,aunque ya menos, con dos nuevas botellas de Vega Sicilia, esta vez Único.
Y la ocasión, calva y con el saco lleno de alegrías, llegó a lo largo de este año 2012 que termina. Y es que a menudo los hijos, aún a pesar de nuestras limitaciones, completan todas sus expectativas.

 Espero pues que este año Manolo conserve la sana costumbre adquirida y mantenga el listón al nivel que me tiene acostumbrado.
De las notas de cata, os informaré en otra ocasión, brevemente, para no resultar demasiado boquifresco.

En Orense a tantos de tantos. En Otoño.